
Llego a casa, hace calor, pongo el ventilador y me siento en el sofá. Abro el portatil, miro el correo y alguna que otra pagina web. Escucho un par de canciones y miro un vídeo en el youtube. Tengo hambre y me como un trozo de pizza acompañado de un vaso de leche para no perder la costumbre. Me noto cansada, y por un momento pienso que debería irme a dormir. Ese momento se convierte en un instante y cambio rápidamente de parecer. Veo sobre la mesa mi libro, pero no tengo ganas de leer. Puede que haya alguna película interesante para ver o que den algún programa en la televisión pero sigo sentada en el sofá delante del ventilador. Miro el reloj, es tarde. Escucho la profunda respiración de mi padre en la habitación de al lado. Sigue haciendo calor. Me quito la ropa y me pongo algo fresco. Vuelvo a estar sentada en el sofá. Bostezo. Tengo sueño y no quiero dormir. El comedor esta oscuro, y ya no escucho la respiración de mi padre. Silencio absoluto. Recuerdo el día de hoy, ha estado bien, me he divertido. Y recordando... pienso. Pienso en que no quiero pensar. Pienso en que pienso demasiado. También pienso que el problema no es pensar, el problema es en qué o en quién piensas. Como lo odio. Son las 3.28 de la mañana y me voy a tener que ir a dormir pensándole.
Semplicemente