
El azar nos permite cambiar nuestro incierto destino. El temor que nos puede vencer sin mirar más allá. Yo creo que al final, nunca sé dónde voy, pero sigo un camino. Algo ocurrirá, tengo la sensación, una carta marcada, un buen signo del sol. Nada es para siempre, nada es para siempre, no me digas mi amor, que te falta valor, porque nada es para siempre. Nada es para siempre, nada es para siempre...